jueves, 17 de mayo de 2012

Nosferatu, vampiro de la noche

Alemania, 1979
Duración: 106 min
Dirección y guión: Werner Herzog
Música: Popol Vuh
Fotografía: Jörg Schmidt-Reitwein
Reparto: Klaus Kinski, Isabelle Adjani, Bruno Ganz, Jacques Dufilho
Fascinante. Me gusta bastante el Drácula de Coppola, pero la versión de Herzog es para mi la mejor película de vampiros rodada hasta el momento. Recuerdo que me dormí en el cine viendo la versión de Murneau. En su momento sería una maravilla y reconozco que tiene imágenes impactantes, pero su ritmo es para gente valiente y animosa. Y no es que Herzog imprima ningún ritmo especialmente acelerado a su film, en este sentido es muy europeo, pero plantea una narración esquemática y precisa, con los diálogos justos y un tiempo que se agota antes de cansar. Son las imágenes las que nos guían a través de la historia y sus mensajes, mientras que la música hipnótica de Popol Vuh nos suspende hipnóticamente en una atmósfera mistérica y envolvente. Pero vamos por partes.
Expresionismo. En 1922 F.W. Murnau rodaba Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, en España conocida como Nosferatu, el vampiro, una de las obras maestras del expresionismo alemán. El movimiento expresionista surgió a principios del s. XX como corriente artística. Para mí es una suerte de romanticismo barroco simplificado. No importa tanto la realidad como la expresión de los sentimientos, y para ello deforma la realidad hasta conseguir la expresividad y potencia necesarias conducentes a alcanzar el entendimiento de la emoción subjetiva. En el cine este expresionismo se consiguió mediante la distorsión de los decorados, el maquillaje o los movimientos convulsos y exagerados de los personajes (aunque el Nosferatu de Murnau se rodó en decorados naturales) y los ambientes tratan de recrear el estado anímico de los intérpretes, en los que la soledad y la amargura son elementos característicos, de tal manera que los sentidos nos conduzcan inexorablemente hacia el mundo interior de los personajes. Herzog pensaba que el Nosferatu de Murneu era la mejor película alemana de todos los tiempos y su versión trataba de ser un homenaje a su obra. Así, ha recreado algunas escenas expresionistas realmente impactantes, especialmente aquellas en las que aparece el Nosferatu, como la primera cena en el castillo, con el increíble rostro de Klaus Kinski en primer plano, o el encuentro con Lucy Harker, donde una sombra sin reflejo se acerca inquietantemente.

Romanticismo. Aunque el expresionismo comprende una visión más bien negativa del ser humano, en la relevancia que da a lo subjetivo emparenta bastante bien con el romanticismo. En nuestra historia se expresa a través de la relación de Harker con su esposa, quien en su pureza por amor llega a auto inmolarse en una relación de alto voltaje sexual con el vampiro. Este romanticismo en el campo de las relaciones, se expresa a mi entender de un modo muchísimo más intenso cuando el hombre se enfrenta a la naturaleza.  Es un elemento presente en la obra de Murnau, pero Herzog, gracias al uso del color, le da un sentido pleno y muy alemán. Y aunque no sabría muy bien como expresar esto en palabras, lo puedo simplificar si afirmo que, las imágenes de la naturaleza en el film, los densos bosques, las montañas y cascadas, las gargantas, la niebla sobre el desierto, o las imágenes del castillo en ruinas y el barco atracando en el canal, me recordaban vívidamente las experiencias estéticas y emocionales que tuve en la Alte Nationalgalerie de Berlín ante los cuadros de Schinkel,  Bocklin o Friedrich. Se trata de ese sentimiento de lo sublime, de la pequeñez del hombre frente a la fuerza arrolladora de la naturaleza y que en este film cumple una función muy precisa.

Lo natural frente a lo antinatural. Uno de los episodios más fascinantes de la historia de Drácula se recrea en esta película de un modo maravilloso. Se trata del viaje que realiza Harker, desde la burguesa, humanizada y convencional ciudad de Wismar hasta el castillo en ruinas de Drácula, lugar que los habitantes de la zona identifican con el mal absoluto. PAara llegar de lo humano a lo no humano, Harker habrá de atravesar la naturaleza, que aparece como una especie de embudo que separa ambos mundos. Para llegar allí no encontrará la ayuda de nadie (excelente escena con el cochero) y habrá de obviar también los prejuicios y supersticiones humanas. Abandonando los caminos convencionales atravesará montañas, bosques, cascadas y gargantas hasta alcanzar su objetivo. Una naturaleza que se contrae hasta conducir al hombre al reverso oscuro.  La inmensidad hace de espacio divisor entre dos mundos, como si el uno fuera el inverso del otro. Los reflejos tienen una significación precisa en la obra: las casas se reflejan en los canales, el carro tirado por caballos y el camino se reflejan en el pantano. Nosferatu no se refleja en ningún lado. Sólo su sombra, el negativo de su presencia, se ve en el espejo ante el que Lucy se acicala. El vampiro es explícitamente identificado en una lectura de Lucy como “lo antinatural”.
Una historia faústica y alemana. Las conexiones entre el Fausto de Goethe y el Drácula de Stoker son evidentes, al establecer una relación entre la perversión maléfica que implica la eternidad, así que no es extraño que los alemanes hayan realizado dos de las mejores versiones cinematográficas de la novela del escritor irlandés. Herzog ha añadido un toque folk, conviertiéndo a Nosferatu en una especie de Flautista de Hamelin inverso.

La música. Durante una época me interesé por un estilo musical cuyo nombre comercial no acabo de recordar, pero que yo calificaría de arcana, mistérica, oscura. Estoy hablando de grupos como Dead Can Dance, Ellend, Arcana, Ataraxia o Rajna. Popol Vuh empezó como banda de krautrock, la variante germana del rock sinfónico y, aunque han acabado haciendo música electrónica bastante convencional, tuvieron un extenso momento de música esotérica y religiosa, muy próxima a lo que luego fue la New Age. Brüder des Schattens, Söhne des Lichts, banda sonora de nuestra película, estaría dentro de este período compositivo, pero tiene un grado de oscuridad que lo acerca plenamente a las músicas arcanas antes aludidas. Las imágenes de las momias con el trasfondo de su partitura, al principio del film, atrapan de un modo inquietante y sobrecogedor y nos acompaña a lo largo de todo el film, como cuando aparecen esas imágenes de murciélagos en la noche. Es un elemento expresionista que a nadie se le pasará por alto y uno de los valores a resaltar de la cinta.

Pictorialismo. Ya he aludido al expresionismo y el romanticismo de la película. Pero quisiera hacer hincapié en que la película está llena de cuadros maravillosos. También quisiera destacar que, al contrario que otros directores que se dedican a pintar cuadros en sus películas de un modo un tanto vacuo (pienso en Greenaway) las imágenes de Herzog tienen pleno sentido en el desarrollo de la narración, de hecho la van configurando. Así, la imagen hierática y silenciosa de Isabelle Adjani ante la ventana, esperando cual Penélope a su Ulises, es de una belleza perturbadora. Pero hay otros muchos, como la última cena de los habitantes condenados por la peste, algunas de las escenas con los gitanos, la aludida travesía de la naturaleza o algunos fotográmas de la ciudad holandesa donde se rodó el film.

Actores. El Nosferatu de Herzog está lejos de ser una obra maestra. La fascinación que pueda producir no puede ocultar sus defectos. La interpretación es uno de ellos y la culpa hay que achacarla al director, más ocupado en otros asuntos. Ni Klaus Kimski (un pelín exagerado), ni  Isabelle Adjani (cuya inquietante belleza descubrí en La Reina Margot) , ni  Bruno Ganz (el inolvidable personaje de el Cielo sobre Berlín)  realizan sus mejores actuaciones, aunque están correctos y tienen momentos memorables.

Derechos de autor. Es una anécdota conocida que el primer Nosferatu cambió el nombre de todos sus personajes porque Murnau no pudo hacerse con los derechos de Drácula. La viuda de Bram Stoker, lo demandó y la mayoría de las copias fueron destruídas. Aunque los derechos habían prescrito cuando Herzog realizó su versión, ni la estructura ni los nombres de los personajes se adecúan a la novela ni a la versión de 1922. Herzog optó por una versión muy simplificada de la historia, lo cual es uno de sus grandes valores.

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