Selma, una pequeña ciudad de Alabama, se convierte en el
vértice del movimiento negro liderado por el Dr. King en favor de sus derechos
civiles.
Se trata de un momento histórico convulso y apasionante que el
director Ava DuVernay ilustra a través de un film aburrido, carente de tensión
dramática y mal contado. Pudiéndose cernir al tema central sugiere cuestiones
secundarias que deja colgadas, de tal manera que lejos de enriquecer la trama contribuyen
a estrellarla.
Creo que este tipo de películas son difíciles de narrar: es
fácil olvidar que no se está contando Historia, sino una historia que requiere
un lenguaje específico, una cierta autenticidad, no dar por supuesto que el
espectador conoce el tema o que lo ignora todo sobre el mismo. La narración a
duras penas se sostiene en pie gracias a la emoción que pone la historia con
mayúsculas que traza la acción política del líder negro. Nada que ver con el
arte.
Mejor ver un documental en casa, será igual de desapasionado
pero más instructivo.