domingo, 29 de abril de 2012

Antes fue siempre fuego


Antes fue siempre fuego. Compañía de La Phármaco.

Tan sorprendente y extraña fue la decisión de ir a ver la obra, como la obra en sí. No sólo porque raramente acudimos a espectáculos de  danza contemporánea, sino porque ya conocía El Carme Teatre, un espacio escénico poco acogedor. La calle Gütemberg es un lugar abandonado que nada tiene que ver con la ciudad luminosa y dinámica que en nuestro imaginario es Valencia. Tras pasar el arquillo que nos anuncia el teatro, todavía nos quedan 40 metros que definitivamente nos extraen del espacio humano y urbano en el que solemos movernos. Al final del oscuro callejón, dos viejos caserones con acceso en la primera planta, tras subir una escalera exterior, en una solución arquitectónica verdaderamente extraña en esta ciudad. La pequeña sala de espera bajo el entarimado de madera no transmite ninguna sensación de seguridad. El edificio carece de calefacción. El pequeño graderío, tenuemente iluminado, es incómodo. Todo hasta el momento de comenzar el espectáculo ha sido una experiencia inhóspita.
La aparición de Koke Armero sobre el escenario, desnudo, amputado, grotesco, genera una tensión en el espectador que ya no le abandonará hasta el final de la danza. No lo conseguirán ni la aparición de Maryluz Arcas, ni la hermosa voz de la soprano Laura Fernández o la ocasional intervención de la tiorba y la viola da gamba. Los movimientos espasmódicos y las figuras monstruosas, configuran un espectáculo de danza vivamente expresivo, perturbador y algo barroco, no ya por la selección musical con temas de Purcell (el único momento de alivio lo sentí al escuchar O solitude, my sweetest choice) sino por el conjunto de la experiencia: la sonoridad áspera de la herrería, los desasosegantes silencios que transmitían los jadeos de los bailarines o el golpeteo de los cuerpos sobre la tarima, la iluminación de claroscuros, un cierto gusto por la deformidad y el hiperrealismo que generaba la cercanía del escenario, mostrando en toda su crudeza la tensión de los músculos y unos rostros dramáticos, perlados de sudor.

Antes fue siempre fuego es danza sin baile, una coreografía contundente, atrevida y expresivamente dramática que no nos dejó para nada indiferentes.

Ficha técnica:

Una obra de La Phármaco.
28 de abril, 8:30 h. Carme Teatre. Valencia.
Dirección y Dramaturgia:  Maryluz Arcas
Coreografía e Interpretación  Maryluz Arcas y Koke Armero
Música: Henry Purcell (O solitude, Music for a while)
Composición musical y Viola da  gamba: Illo Muriel
Tiorba: Manuel Casas
Voz: Laura Fernández (soprano)
Diseño de Iluminación: Diego Domínguez/María Otero
Espacio Escénico: La Phármaco / Muneka producciones
Vestuario: La Phármaco / Eva Arinero
Producción ejecutiva: Ana Sánchez de la Morena/Korego proArte
Fotografía: Raúl Barrio
Diseño gráfico: Toño FM
Producción: La Phármaco

Antes fue siempre fuego baila la necesidad de construirnos en un mundo y ser imagen y semejanza, de sabernos formas inseguras e intentar mantenerlas bajo control. Es el tiempo de la forja, del fuego, el golpe y la materia, un encuentro en la docilidad, una encarnación de sus sentidos y direcciones. Dos cuerpos que no bailan sino que son bailados. Se vuelven dóciles, como espejos anatómicos a la espera de la correspondencia física, soportando su fugacidad, sostenidos en lo frágil. Condenados a ser siempre germen, a estar siempre atentos a la posibilidad de acceder al vínculo, como si ese acceso fuese la última esperanza de belleza.

La Phármaco

viernes, 20 de abril de 2012

Exit Through the Gift Shop (2010)


Falso documental del encapuchado Banksy, aunque muchas personas afirman que es verídico, incluídos numerosos artistas urbanos. En realidad la polémica es lo de menos, porque el resultado es una película entretenida e irónica, que juega con varios lenguajes, cambia la trama y denuncia la mercantalización del arte. Como amante del arte urbano me lo pasé genial viendo a algunos de los grandes en plena acción. Una de las mejores películas del 2010. El guión juega con el espectador costantemente y tanto si interesa o no el arte en general, o el street art de un modo más específico, lo cierto es que se pasa un buen rato siguiendo las evoluciones del 'Thierry Guetta', un tipo con un apellido nada azaroso.

Cicle de cinema Resistències i Dissidències
Minicicle Ciutat Líquida
Jardí Botànic
València, 20.04.2012

Ficha IMDb

lunes, 16 de abril de 2012

Breve nota sobre los orígenes de la música minimalista

En una vieja entrevista radiofónica con Fernando Argenta y Araceli González Campa, afirmaba el crítico musical Javier Maderuelo que el minimalismo fue la primera corriente musical genuinamente americana. Por supuesto, estaban Feldman y Cage en los que ya se detecta una fuerte tendencia hacia la simplificación formal y un rechazo de la tradición europea. Pero no será hasta la aparición de La Monte Young, cuando se inicia realmente el minimalismo musical. La Monte Young, fue alumno de Cage, con el que contactó en Darmstadt y con el que coincidió en su rechazo de la tradición musical, el interés por la indeterminación y la introducción de la acción en sus actuaciones. Fue discípulo, además, del compositor indio Pandit Pran Nath y amigo personal de Terry Riley. Es el menos popular de los cuatro gurús de la música minimalista norteamericana, un auténtico enfant terrible que participó activamente en el colectivo Fluxus. Un músico auténtico, radical y consecuente con su particular modo de entender la composición.
Terry Riley conectó de inmediato con La Monte Young. Su gusto por la indeterminación le venía de su afición por el jazz, música con la que se ganaba la vida en los clubs del barrio prostibulario de San Francisco, al tiempo que estudiaba composición. Coincidió con Young en esta ciudad y de su mano se convirtió también en discípulo de Pandit Pran Nath, realizando numerosos viajes a la India. La música clásica de este país y el jazz tienen un fuerte influjo en una obra que, por diversas consideraciones, ha ejercido un fuerte atractivo sobre numerosos músicos populares (tanto en el jazz como en el rock) y de vanguardia. Partició en el desarrollo de la tape-music que se estaba dando en los 60 en EE.UU. y se convirtió en impulsor y maestro del uso del órgano eléctrico, devolviendo a este instrumento una espiritualidad perdida durante su proceso de “tecnificación”. Es además el creador de la primera pieza minimalista popular. En efecto, In C, se ha convertido con el paso de los años en una obra clásica del minimalismo y del repertorio contemporáneo, con más de una docena de versiones grabadas y a la cual dedicaré un artículo propio en el blog.
Steve Reich, es de Nueva York ¿qué demonios hacía trabajando de taxista en San Francisco? Pues ganarse la vida mientras estudiaba música con Luciano Berio. Afortunadamente conoció a Riley y se alejó del acadecimismo musical para abrazar los nuevos postulados. En ocasiones tocaba con Riley y sus amigos en el San Francisco Tape Music Center y allí participó en la primera ejecución de In C. Por supuesto que se dejó seducir por las posibilidades que ofrecía la tape-music, y como no, le fascinaba el jazz, pero sus gustos etno-musicales no se encaminaron hacia la India, sino hacia las percusiones de Bali y Ghana. La suya es una de las carreras más coherentes y mejor consideradas por el stablishment. No en vano, y si dejamos de lado consideraciones relativas a la tradición musical, obras como Music for 18 musicians, sólo pueden calificarse de clásicas, por la pureza de concepción formal y su claridad expositiva.
De vuelta a Nueva York, Reich coincidió con Philip Glass, a la sazón también taxista, entre otras muchas ocupaciones. En algunas actividades extramusicales coincidieron, e incluso fueron socios. Muchas de las obras de Glass hasta los años 80 son magnas, radicales, áridas, fuertemete influídas por las matemáticas y la electrónica. Al margen, tal vez, de la música clásica india, el suyo es un universo particularmente cerrado, original y propio. Philip Glass suena a sí mismo como pocos compositores. Sin duda la gran aportación de Glass a la historia de la música es la renovación que supuso Einstein on the Beach para el género operístico. A esta seguirían otras muchas óperas y piezas orquestales que derivarían hacia una especie de postminimalismo neorromántico que le convertirán en el músico minimalista más popular, gracias, además, a sus bandas sonoras para películas y documentales.Pero, a todo esto ¿qué demonios es la música minimalista?