miércoles, 18 de diciembre de 2013

CALATRAVA ME GUSTA




El otro día estuve en el Palacio de las Artes para ver Los Miserables. Nunca había estado cerca de este edificio y mucho menos dentro. Curioso, todavía lo debo estar pagando. Me fascinó. 

Ya sé que en Valencia está de moda criticar a Calatrava. Sin duda sus obras contienen chapuzas técnicas, creo que como cualquier obra de gran envergadura,. Pero además opino  que se ha impuesto una cierta moda de vilipendiar a este creador, lo cual me parece injusto porque sus edificios son emocionantes. También espectaculares, claro, pero fundamentalmente son emocionantes.

Hay quien señala que todos sus edificios se parecen. Crítica ingenua donde las haya, como si Bach no se pareciera a sí mismo, o Picasso, o García Márquez o Ansel Adams...o la arquitectura gótica desde sus orígenes hasta bien entrado el siglo XX.

Luego viene la dimensión política, el gasto, las deficiencias, la falta de contenidos, etc. Pero eso no tiene nada que ver con la arquitectura, ni con el arte. La crisis pasará y todas las miserias serán olvidadas por el discurrir del tiempo. Las funciones de los edificios sin duda cambiarán. Pero la Ciudad de las Artes y las Ciencias permanecerá (esperemos).

Los del PP criticaron fuertemente este proyecto, originalmente del PSOE y para justificarse cambiaron una torre de telecomunicaciones por un oceanográfico cuando llegaron al poder. Lo sacaron adelante hasta hacerlo  totalmente suyo. Añadieron un foro y un puente, para más INRI. Y estiraron el presupuesto hasta la ruina, con esas imposicones absurdas de los estudios mal hechos y los pliegos mal gestionados. La miseria humana medida en euros. La corrupción, sí. A la cárcel con esta gentuza.

Tampoco el personaje me interesa en exceso. Es más, me inquieta lo posesivo que es con sus obras, lo celoso de intervenciones en sus edificios que no han pasado por su taller de arquitectura, como si los edificios le pertenecieran a él y no a la ciudad que los financia y acoge para vivirlos.

Y sin embargo recorrería 1000 km para ver un lugar como éste. Me encanta cruzar el puente que divide la ciudad blanca. Me fascina recorrer sus jardines. Me deja perplejo recorrer sus pasillos. Me fastidia la la sociedad valenciana de entre siglos, pero no esta ciudad albina. Me la quedo, así tal cual, orgánica, huesuda, extravagante y pagada de sí misma, pero genuina y original. Como muy valenciana. Xé que sí!

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