viernes, 20 de julio de 2012

La fotografía como excusa


Los fotógrafos amateurs nos encontramos con múltiples inconvenientes, desde las limitaciones técnicas propias de quien conoce sucintamente las propiedades de la luz y las posibilidades de su cámara, hasta la luz cenicienta de un día de invierno capaz de apagar el brillo de alguna buena composición.
Cuando volví de un viaje a Roma y vi las fotos que había tomado, en un mes de diciembre poco luminoso, comprobé que algunas fotografías estaban bien compuestas, pero carecían de, como decirlo, la felicidad que había experimentado al tomarlas. Fue entonces cuando recordé un viejo libro, Grand Tour. Viaje a Italia, de Antonio Colinas y Joaquín Lledó. En él aparecían unos grabados en color y blanco y negro maravillosos. Pensé que no sería muy difícil conseguir efectos parecidos con Photoshop, así que me puse manos a la obra y obtuve unos resultados interesantes.
No son grabados ni pinturas, aunque haya imitación de por medio. Son fotografías bastardas, simuladoras, en cierto modo una excusa que trata de recuperar el brillo, la emoción, la gracia, que se siente cuando se contemplan estos lugares.


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