martes, 11 de mayo de 2010

Telescopi

El panorama de la música popular en catalán, heredera de una importante tradición, es variado y rico, y de una cualidad excepcional, aunque evidentemente no tan abundante como el que podamos encontrar en lenguas mayoritarias debido a cuestiones comerciales y de repercusión mediática. Desde luego despunta en el terreno del folk (especialmente en Valencia con grupos como los históricos All Tall a los renovadores L’Ham de Foc) o de la canción de autor. Aquí la relación sería infinita, desde un Pau Alabajos como representante de la nueva hornada a las consagradas Marina Rosell o Maria del Mar Bonet, como ejemplos de autoras con repercusión fuera de los territorios de habla catalana.
Hacer música en catalán es fácil, pero entrar en determinados circuitos y mercados es realmente complicado. Tal vez por esta razón estilos más estereotipados y comerciales como el pop-rock no facilitan la tarea y aunque la caterva de grupos es considerable la mediocridad, la emulación, la repetición de fórmulas agotadas, una cierta falta de ambición, la festividad como recurso fácil han señoreado sobre este estilo y en esta lengua con una impunidad difícil de explicar tras unos inicios tan esperanzadores de la mano de gente como Pau Riba allá por los 60.

Sin embargo hay signos de que la cosa está cambiando. Todavía me relamo de gusto cuando escucho el «Taxi» de los mallorquines Antonia Font, un disco de sonoridades frescas y temática original con un buen puñado de temas maravillosos y un nivel medio sobresaliente.

Lo último que me está entusiasmado, aunque se publicó hace ya algún tiempo (2008) es «Telescopi», de los catalanes Plouen Catximbes. Utilizo el gerundio porque estoy en ese proceso de escucha adictiva rayana en lo obsesivo, todavía disfrutando del sonido y descubriendo matices.

Pervive en algunos temas el sonido reggae que marcó la trayectoria de Plouen Catximbes en su trayectoria anterior, pero se notan nuevas influencias (muy acusada la de los Planetas) que hacen que el disco suene muy de los 90, con una personalidad particular, algo oscura, melancólica y desde luego más pop que rock. En ocasiones he tenido la sensación de estar escuchando música en inglés por el modo en que ha sido tratada la voz, es cierto, pero también por la dificultad para encajar estos sonidos en el contexto del que procede la música. Es un disco de fondo, de esos que entran bien a la primera y gana terreno con cada escucha. No os lo deberíais perder, sin duda merece una oportunidad.

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